domingo, 21 de febrero de 2010

GRACIAS.

Datos, muestras, números, cifras… sólo son representaciones de cosas vanales para las cuales necesitamos conocera fondo… porcentajes, medias, modas… todo ello es vanal y absurdo ya que al fin y al cabo no puedes medir lo que de verdad importa. No existe un porcentaje de felicidad, de alegria, de pena o tristeza, ni tampoco de libertad. Y mucho menos misible es lo que siento yo por ti.
Aquí estoy yo, sentado en un banco, degustando una cerveza y comiendo pipas como un pobre indigente que hubiera perdido todo en la vida a excepción de su conciencia y sentimientos… y eso es precisamente lo que me mantiene aquí, a pesar de que haga frío, y el viento aúlle entre las ramas desnudas de los arbustos que me rodean sigo aquí. Sentado y expectante… observando la luna y maravillándome de su belleza. Pensando que, quizás se asemeje un poco a tu sonrisa. Pero ese pensamiento es tan fugaz como un flashback. Ya que prácticamente al instante vuelve a mi cabeza tu imagen. Tu sonrisa. Y veo lo preciosa que es y pienso que ni la luna ni el sol pueden en ese momento alumbras más ni mejor. En ese preciso momento en que me llamas idiota y me sonries mientras me miras a los ojos y yo me quedo hipnotizado en el vacío infinito de tus pupilas.
¿Cómo iba a imaginar esta situación hace apenas un mes? Aunque como siempre me dijiste tú lo imposible sea sólo falta de imaginación, jamás hubiera imaginado acabar de esta forma y, realmente debería probar a imaginar cosas más a menudo… He llegado al punto de que tu presencia sea imprescindible en mi vida bien de un modo u otro. Y el acto de hablar contigo todos los días me resulta tan imprescindible como el respirar o el comer… Mantener esas conversaciones en las que o lo hablamos todo o no hablamos nada y nos dedicamos a fantasear y dejar volar nuestra imaginación caminando por los sueños… Pues para eso están los sueños ¿no? Para recorrerlos juntos explorándolos disfrutando de cada instante que el tiempo nos regale. Y yo, personalmente, haré cuanto esté en mi mano para tener todo el tiempo posible que pueda.
¿Sabes? En el fondo tienes algo especial, algo que me hace sentir indefenso y vulnerable, que hace que me flaqueen las fuerzas y me tiemblen las piernas cuando te miro… tienes algo que me hace sentirme como un niño, como un idiota otra vez. Consigues que me quede en blanco y no sepa exactamente qué decir, qué hacer en cada momento. Pero me encanta. Y no sé muy bien el por qué. Pero esa sensación me hace disfrutar, ser completamente feliz, alcanzar un estado que se halla cercano al nirvana y en el que solo desaparece para habitar este mundo únicamente tres personas: tú, yo y nosotros.
Me encanta cuando salimos todos juntos, y en la discoteca tu me llevas a un lugar un poco apartado de lo alocado del mundo, de sus risas, de sus llantos, del alcohol y del humo de los cigarrillos que tanto te molesta y que impregna el ambiente y me besas. Me encanta el tacto de tus labios, el olorde tu pelo que penetra por mis fosas nasales perforando mi tabique cual cocaína y me encanta también cómo me abrazas sumiéndome por completo en el olor de esa fragancia que exhalas por cada poro y que tan bien me hace sentir. Pero sobre todo me encanta cuando en medio de la obscuridad del local me sonríes y esa sonrisa lo ilumina todo. Como si el sol se hubiera colado en la sala y estuviera pidiendo una copa de algo frío en la barra.
Me encanta cómo me haces sentir. Cómo me cuidas y cómo buscas siempre lo mejor para mí. Te quiero por ser como eres. Por tu sonrisa, por tu carácte,r por cómo me tratas… por ser perfecta. Nunca busqué el amor. Pero veo que ha venido a buscarme el a mí el día en que te conocí. Aquel día en que te vi por primera vez paseando con tus amigas por la playa. Bajo un sol radiante que azotaba la piel abrasándola y haciéndonos desear beber algo refescante. Ibas preciosa. Como siempre. Rosa y blanco. Pantalones cortos. Con el primer vistazo supe que eras especial… y con el tiempo es justo lo que me has demostrado. Gracias por quererme. Gracias por cuidarme, gracias por hacerme sonreir todos los días. Gracias por llamarme idiota. Gracias por animarme cuando lo necesito y por apoyarme en los malos momentos. Gracias por todo, flaca. Gracias por existir.
Te Quiero.

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