lunes, 15 de marzo de 2010

Mantenlo Ilegal

Las nubes delataban que aquella tarde iba a llover. Y no tardó en ponerse a ello. Mientras se vestía observaba por la ventana la gente al pasar... cualquiera de ellos podía convertirse en nueva víctima al fin y al cabo. Bajó a la calle precipitadamente casi volando sobre los escalones. Cuanto antes terminase la faena antes podría comprar la cena y volver a los 30 metros cuadrados que le servían de refugio y alcoba. Giró a la derecha y se metió en el metro de gran vía. Aquello era un caos de gente, no en vano había escogido la hora punta para ello y, mientras se subía al vagón, fichó a la que sería su víctima de la tarde. Un hombre de complexión bastante oronda que lo tendría difícil para perseguirle aunque le descubriese. La cartera asomaba ligeramente por el bolsillo de su pantalón... un grave descuido pensó. Se acecó a él aprovechando la entrada de gente en la siguiente estación y, cuando el tren se puso en marcha, comenzó su refinada tarea. Introdujo dos dedos en el bolsillo del susodicho y tanteó con mucho cuidado. Agarró la cartera y la saco del bolsillo. pero de pronto se dió cuenta de que algo le salió mal. Al final del vagón había dos hmbres que no le quitaban el ojo de encima. Policía secreta. Se bajó del tren en la siguiente estación y comenzo a caminar hacia la salida cada vez más aprisa. Viendo que éstos le seguían acelero el paso aun mas y, cuando salió a la calle, comenzo a correrhacia su barrio con los dos pitufos pisándole los talones... Otra vez le iba a tocar ganarse el pan a base de patas.

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