Estoy hasta los cojones. Hasta los cojones de España. De ti patria ciega y estúpida
que nunca ha hecho nada en condiciones. De tu hipocresía judicial, de que los
que más culpa tienen y roban millones se van a su casa a masturbarse
regodeándose en su crapulencia y ego y que gente que roba pan para poder comer
dé con sus huesos entre los barrotes de una comisaría o peor aún… De que casos
de importancia se tomen a verdadera coña. De que todo se lleve a cabo mal,
tarde y a carrera. De tu gente pasiva que prefiere sentarse en el sillón de su
salón a ver gritar en un TeleCirco a una panda de fantoches medio analfabetos
que no buscan más que el lucro a base de decir babayadas. De tus triunfitos que
todos vosotros propiciáis en vuestras casas y luego dan como resultado
sanguijuelas que rotan de un show televisivo a otro buscando nueva sangre de la
que nutrirse. De que cualquier género musical que se salga de lo tradicional lo encontréis suburbial, marginal, impuro e indigno de sonar en cualquier medio que no sea por internet. Eso sí si nos buscamos la vida. De gente que se considera artista prostituyendo sus ideas cuando
debería compartirlas o, de venderlas, no hacerlo a un precio abusivo. De que
gente con menos estudios que yo gane 30.000 machacantes anuales y yo esté aquí
haciendo números para poder llegar a fin de mes. De esos apatrios y liberales
que reniegan de tu bandera pero cuando juega la selección se pintan la cara de
rojigualda. De que esté mejor visto ser un paisano de sesenta y tantos años que
se emborracha al llegar del curro y le pone la cara mullidita como un pan a su
mujer a fumarte un canuto con un colega en un banco sin hacer daño a nadie. De
que todos se crean el ombligo del puto mundo y miren antes por su propio beneficio.
De que aquí para tener un curro decente o le comes la polla al jefe sifilítico
de turno o tengas que ser el sobrino del mismo o el que se cepilla a su hija,
hermana, o cualquier familiar. De que todo el mundo aquí va por la vida como
aquel ti que dijo lo de “Aquí manda mi polla.” Y no consientamos que nos digan
ni pío si es para llevarnos la contraria. De que os la suda lo que pasa
mientras tengáis un plato de bazofia que llevaros a la boca. De que a pesar de
existir infinidad de partidos políticos esto parezca un bipartidismo calcado al
de U.S.A. Los de centro y los de derechas. De que el espíritu real del
socialismo haya salido en ligueros por la ventana dejando sus huellas en el
asfalto para que fuese imposible seguirle la pista. De que la homosexualidad
fuera de casa la veáis perfectamente pero entre vuestras cuatro putrefactas
paredes sigáis siendo tan tolerantes como hace 50 años. De que vayamos de aconfesionales
por el mundo y tengamos a la Santa Madre Iglesia comiendo del pan que le damos
y no precisamente migas. De que seamos el último pedo del culo que es Europa y
sigamos pensando que acabaremos cortando alguna tajada del bacalao. De que nos
llamen a las reuniones de esa logia llamada el G20 y vayamos sin saber que
somos el lastre que tienen que levantar y no hay ninguna otra razón para que
nos inviten a esa fiesta. De que las horas que yo paso leyendo por mero placer
sean más que las que pasa trabajando la mayoría de la clase política. De todo.
De nada. De ti. De tu pasado. Y seguramente de tu futuro. Estoy hasta los
cojones, España. Y lo peor es que seguís ciegos. En vuestro sofá, mientras la
polla del barbudo os sodomiza viendo a Belén Esteban y a Ramón García...
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