domingo, 8 de noviembre de 2009

Noche loca, prisa poca.

Abir los ojos. Mirar el reloj. 5 horas de sueño no reparan mucho, la verdad. pero, de todas formas, ayudan bastante que, al fin y al cabo, es lo que se pretende ¿no? Nada mas haces esto todo da comienzo. sientes dolor muscular en los brazos yl cuello la espalda las piernas... No hay una sola parte en tu cuerpo que no te duela. Sales de la cama te vistes abres la ventana de par en par porque tu habitación apesta a alcohol. Vas al baño te miras al espejo y ves un complleto desconocido. Tiene las facciones cansadas, Muy mal aspecto despeinado, pálido, y con los ojos muy dilatados y enrojecidos. Te lavas el pelo, que buena falta te hacia y bebes. Bebes como nunca en tu vida bebiste antes. Y empiezas a hacer memoria. Tienes esa sensación interna que te dice que aunque te envenenaste a más no poder te lo pasaste como nunca. Aunque tienes ciertas heridas fruto del estado deplorable en el que te viste sumido. Contemplas tus zapatillas... Y muy despacio las tomas en tus manos y las lavas con sumo cuidado. Esta´n llenas de mierda. Aproximadamente como tu hígado. Lo que en un principio habia sido blanco puro y limpio ahora esta lleno de mierda, roto y, desgraciadamente, asqueroso. Pero no es eso lo que más te preocupa. Es el hecho de preguntarte si le aguaste la fiesta a mas de uno. Aunque, por una vez, parece que esto no ha sido asi. Haces de nuevo recuento, y compruebas que, afortunadamente no perdiste nada. Cabizbajo y con pocos ánimos, te diriges dubitativo al ordenador. Y posteriormente te vas al baño a darte una ducha para intentar despertar y, si la suerte te acompaña, espantar la horrible resaca que hace que te duela hasta la salud, que hace que sientas los brazos más pesados de lo normal. Como si hubieas intentado alcanzar la luna durante horar y horas en un vago intento de autorrealización. Pero todo esto llega a su clímax cuando decides encender la televisión, lo cual, en tu persona, es un hecho puntual que claramente indica que no estás en pleno uso de tu razón y conciencia y, finalmente, decides caerte muerto encima del sofá hasta la hora de cenar, cerrando los ojos, y esperando fervientemente que te duermas pronto otra vez para pasar el resto del malestar que sientes incluso en los pulmones y que te da una sensación de haber tragado todo lo que sale de una chimenea de una central térmica por diversión y por vicio.

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