lunes, 30 de noviembre de 2009

En esta noche tán fría...

Qué interesante... Es curioso pensar que hace ya unos meses, cuand ni siquiera hablábamos ya me había propuesto tener algo contigo. Cómo aquel dia a las 3 de la mañana por fin nos presentaron y entonces empezamos a hablar... Aún así... parecia que todo aqullo no iba a ninguna parte y sin embargo ayer... Ayer fue especial... Tras haber tenido un ligero rocecillo por el tema decidiste lanzarme tu laindirecta clave. Y quedamos. las últimas gotas de una chaparrón que llevaba cayendo toda la tarde mojaban mi cara mientras me dirigía a tu encuentro. ero aun así sabía de antemano que iba a amainar del todo. Me sente a esperar... Nunca me gustó llegar tarde a ningún sitio... Y a lo lejos apareciste tú. La verdad eres inconfundible con ese pelo que centelleaba a la luz de las farolas produciendo hermosos reflejos que acompasaban el vaivén de tus caderas caminando hacia mí. Con las manos en los bolsillos nos encaminamos hacia el parque. Y allí sentados en un banco tras ofrecerme un cigarrilo y fumar los dos para entrar en calor pasó. Pocas chicas he conocido que besen igual que tú. Esa forma que tienes de morderme los labios... La forma en que tu aliento recorre mi cuello y tus brazos rodean mi espalda mientras yo, como poseído por n fuego fatuo busco ansiosamente tu boca con la mia esperando en lazarnos nuevamente en un sólo cuerpo que combate el frío invernal tan buenamente como puede. Y es, ciertamente, realmente excitante cómo se te acelera el pulso cuando te muerdo, cómo se me acelera la respiración cuando besas me muerdes y exalas tu aliento en mi oreja... Y allí mismo, con algún que otro valiente que tiene las agallas de salir a correr a esas horas y con ese frío y esquivando las ágiles miradas de los paseantes de perros y sus mascotas ,que casi de obligados bajan a sus mascotas en un acto de sacrificio, que no denota otra cosa que amor por sus animales, nuestras manos comenzaron a explorar en un intento al principio quizá de evitar kedar al descubierto aire frio de Diciembre y al final dispuestas a todo por entregarse al lujo del vicio y el placer. Así terminamos como tontos. Tras casi dos horas sentados en el mismo banco nos despedimos con otro nuevo beso apasionado y cada uno se fue derecho a casa suplicando llegar de una vez para evitar exponer la piel a tan arduas condiciones que de repente se ven incrementadas enormemente al sentir la ausencia del otro...

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