lunes, 9 de noviembre de 2009

Primer relato corto

Miercoles. Noviembre. Hoy amaneció un día oscuro, las nubes tapaban no sólo el sol sino que negaban cualquier oportunidad de atisbar el más mínimo píxel de azul en esa imagen del cielo que al abrir la ventana capturé como si de una cámara fotográfica se tratara. Aparte de eso la jornada ha transcurrido sin mucha novedad. Hoy en clase no fue uno de los días más productiivos pero bueno, con tal de poderla ver a ella me conformaría con cualquier cosa. Hoy he observado cómo atendía al profesor. Realmente rezuma belleza por cada uno de los poros de su cuerpo. Esa manera que tienen sus ojos de iluminarse cuando algo le interesa realmente que casi parece que dos estrellas se quedaran súbitamente atrapadas en ellos al pasa cerca de esos dos poderosos agujeros negros que tiene como pupilas sumidas en medio de dos galaxias de color castaño. La miro y la veo delicada, perfecta, como esas gotas de agua que se estrellan como kamikaces contra el cristal de mi ventana o que se precipitan desde la persiana al alfeízar como suicidas desesperados por hallar algo mejor... Tiene unos labios preciosos, son finos y suaves como una fresa recién mordida en una calurosa tarde estival. Su pelo, oscuro como menas de carbones extraídos de lo mas profundo de las montañas se deja caer a ambos lados de su frente como los goteos de un tag recien hecho, dejando ver una frente pálida, despejada de toda impureza, que, sin razón aparente, besarías siempre que pudieras. Sólamente hay algo en ella que no me gusta. Y es curioso porque los defectos nunca vienen solos... Salvo este caso. Lo único que realmente odio en ella es su completa inaccesibilidad. A fin de cuentas, ¿cómo demonios una chica como ella iba a fijarse en un mindundi como yo? Nunca supe destacar. Supongo que será por eso por lo que acabó por liarse con él... La verdad es que me he mirado muchas veces al espejo y me he preguntado ¿qué demonios tiene él que no tenga yo? Maldita sea... Por qué sera todo tan complicado...

Viernes. Noviembre. Han dicho en el tiempo que mañana va a hacer sol. Un sol radiante, cegador incluso. Como cuando llevas toda una tarde viendo películas en un estado de completa resaca, casi ebriedad aún y alguien decide, estúpidamente encender la maldita luz. Ayer no pasó nada interesante, la verdad es que lo de siempre. Salí a dar una vuelta en bici. Me caí un par de veces, pero la realidad es que no ha sido nada grave. Además alejarme de todas las preocupaciones habituales y sentir en la cara el aire fresco, el fragor de la lluvia y el barro salpicando mi tez es una sensacion de salud y libertad que no la consigo igualar por ningún otro método humanamente accesible. Hoy hemos quedado todos los de clase para irnos de botellón el sábado. Lo he estado pensando mucho y he decidido decirle algo de una vez por todas. La verdad no sé pretenden prohibir los botellones... al precio que están las copas por ahí es lo mejor para el bolsillo la verdad. Y lo que es más, te lo pasas mucho mejor y conoces mejor ala gente. Pero habrá que ver que tal se presenta el fin de semana antes de decidir nada por completo... Sólo espero que lo que me dijeron hoy sea verdad y que ella, en efecto, no tenga con él nada serio.

Domingo. Noviembre. Ayer la cagué del todo. Si está visto que me persigue la mala suerte. Todo pasó tan de repente... Estábamos allí todos ya habíamos comprado la bebida incluso y empezamos a beber a bromear y eso... Entonces me dí cuenta de que asíi no la iba a decir nada seguro. Con lo cual decidí beber más. Para deshinibirme hasta el punto que mi cordura se perdiera lo suficiente como para hablar con ella de manera sincera y sin miedo pero no tanto como para quedarme completamente envenenado a base de empinar el codo con el dichoso vodka. Por supuesto, y como es de esperar, gracias al cabrón de murphy, todo salió mal. Me pasé bebiendo ¡cómo no! Hay tres horas en las que no recuerdo nada de nada pero cuando recupero la conciencia me doy cuenta de que estoy tumbado en la hierba con la cabeza mojada, despeinado y apoyado en sus piernas. Ella está con las rodillas hincadas en tierra, sujetándome la cabeza y acariciandome la frente. En ese momento lo único que supe articular fue, para variar, una exclamación de frustración y asco. Mis colegas dijeron que me cagué en la santísima puta que me había parido. Pero ella lejos de enojarse o asustarse se echo a reír. Cuando la pregunté por qué lo hizo la respuesta me dejó, si cabe la posibilidad, todavía mas páido y embobado de lo que ya estaba. "Jaime me dijo por qué te ha pasado esto. Estás bobo... Mira que no venir directamente a hablarme..." "Tenía miedo" respondí temeroso de mi mismo y de su posible reacción. "No tienes por qué tenerlo." Y acto seguido se inclinó, puso una mano sobre mi cara y me besó. Yo la cogí su mano y mientras me ayudaba a incorporarme apareció él. "¿Por qué os liasteis el sabado pasado?" Su respuesta me dejo boquiabierto. "No lo sé, la verdad. Supongo que estaba un poco borracha y supo como tocarme la vena sensible pero ya sabía de qué pie cogeaba. mira como le está tirando los tejos a Leti. En efecto, el muy baboso ya estaba intentado llevarse al huerto a la ex de Jairo. "Anda llama y dí que e quedas a dormir en mi casa que estoy sola." Cuando llegamos a su casa, fuimos al salón nos tiramos en el sofa y nos fundimos, nos fundimos como se funden dos gotas de rocio por la mañana al helarse. Nos fundimos como el hielo en un vaso de bourbon. Desperte en su piso, cogí la ropa me vestí y la llevé, aún dormida a su habitación. La tendi en la cama y la contemplé un instante antes de taparla con su bata. Estaba todavía mas hermosa. El pelo alborotado llegaba hasta el pecho, justo por encima de sus senos perfectos como en mi vida los ví. O así me lo parecia a mí. La suave curva que describia su cintura y cadera tenía un cierto aire mezcla de inseguridad y por otra parte una confianza que incitaba al vicio. Contemplé más ensimismado aún el piercing que llevaba en el ombligo desde los 17... La quedaba genial. La arropé y la dejé una nota diciendo que me llamase esa tarde si le apetecía.
[...]
Lunes. Octubre. Hoy ace sol. Un sol como auqel día que nos conocimos. Y aquí estamos los dos. Como dos tontos mirando el mar desde los acantilados tumbados en una toalla alejados de cualquier ruido que no sea el cantar de las gaviotas. Mañana hace un año desde aquella vez que me sujetaba la cabeza para vomitar según me dijo. y es realmente, el mejor año de toda mi vida. Ir con ella a las clases, pasear por el campus, todo es diferente. Disfruto con cada momento que paso con ella. Incluso cuando nos miramos sin decir nada durante largo tiempo. Al fin y al cabo, si algo nos sobra es eso, ¿no? Cuando estoy con ella toda sensación de malestar desaparece. Es como si súbitamente empezase a volar. Me siento ligero, feliz, sin ningún tipo de rencor hacia nada ni nadie. Ella es como una droga a la que soy, particularmente, adicto. Cuando ella no esta... Me siento como cuando buceas tanto que llegas a marearte, como con la peor de las resacas, como si me faltase algo en el pecho. La verdad hoy por hoy miro al pasado y me doy cuenta de que nada es imposible, como pensaba en un principio. Me doy cuenta de que todo se puede, con confianza y perseverancia, y de que, aunque mi mayor error fue beber para coger confianza en mí mismo, fue tambien mi mayor bendición porque, de lo contrario, nunca le habria dicho todo lo que la quería decir aunque no lo recuerde...

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